Me masturbo, mucho gusto.

Seguro les ha pasado que tienen alguna constante en su vida que se ha vuelto tan cotidiana que de pronto la asumen como normativa en la vida de las demás personas. Para mi una de estas constantes ha sido masturbarme, y estoy segura que más de unx lee esto como algo obvio. ¿Digo, quién no se masturba?

Pues sucede que muchas personas que conozco no se mastuban, en especial mujeres. De hecho me preocupa la cantidad que no lo hacen o cuyas prácticas están limitadas a una vez al año (como si sí les fuera a hacer daño). Y se me hace raro y triste y frustrante y molesto. No por esas personas, sino por el contexto que me cuentan algunas de cómo llegaron ahí. Inevitablemente entramos a terrenos de desinformación, culpa, religión y autoestima. Y cada quien tiene su proceso, pero me acuerdo de una amiga a la que hace muchos años le dije lo que yo creía obvio: «masajéate el clítoris, se siente rico.» 

Años después esa chava me buscó para decirme que había tenido su primer orgasmo y estaba súper feliz y me quedé desconcertada porque tenía como unos veinte y picos años ya ella. Y pensé ¿cuántas más?

En fin, me volví activista en el tema sin saberlo, hablaba de mis prácticas, de lo constante que lo hago, de las técnicas, de las herramientas, de los beneficios, de las implicaciones y de todo lo que abra el diálogo. Y así se fueron acercando más y más amigas a preguntarme desde cómo hacerlo hasta qué tamaño de vibrador usar. Y se me hizo súper chingón: éramos las brujas que intentaron quemar pero lo único que iba a arder era nuestro placer. 

Pero después me di cuenta de algo que yo hacía. Me enfocaba muchísimo en el orgasmo. Quizás, porque al igual que muchxs, aprendemos que para eso se tiene actividad sexual. Tanto de forma individual como en encuentros compartidos. Hasta que cambié el cómo experimentaba mi placer y me di cuenta que el orgasmo era la cereza del pastel, osea, un muy buen toque al final, pero lo que te comes es el pastel.

Pero esa cereza tiene tanto impacto que el simplemente poder alcanzarla se puede volver desgastante. Al menos a mi me ha pasado que ando más apurada de si me voy a venir o no que si lo estoy disfrutando. Y justo por eso daré el siguiente taller. Porque se trata de encontrar aquellos toques nos vuelven locas y nos llevan al orgasmo para poder enfocarnos en todo lo demás. Para que cuando llegue el orgasmo sea un gusto y no un alivio.

Vamos a aprender a masturbarnos.